sábado, 13 de diciembre de 2014

Guía sobre que ver, hacer y visitar en Estambul (II): Mezquita Azul

Muy buenas lectores, fotógrafos y viajeros, 

Ya que la entrada anterior se la dediqué al monumento más importante de Estambul: la antigua iglesia y actual museo de Santa Sofía, parecía justo que la siguiente publicación fuera para su competencia directa. Hablamos de la mezquita más importante de Estambul: la famosa Mezquita Azul, uno de los monumentos religiosos más impresionantes del mundo.




Recordad que podéis leer el resumen completo de mi diario de viaje a Turquía pasando por Estambul, Éfeso, Pamukkale, la Ruta Lícia, Antalya y Capadocia, entre otras en este enlace.

La entrada en exclusiva dedicada al museo de Santa Sofía la podéis encontrar en el siguiente enlace: Guía sobre que ver, hacer y visitar en Estambul (I): Museo de Santa Sofía.

A pesar de su nombre coloquial que es la mezquita azul, su nombre en turco es Sultanahmed Camii, aunque a nosotros nos bastará con Mezquita del Sultán Ahmed. Fue construida e inaugurada en 1617 por este sultán. Se encuentra situada en la plaza ajardinada que lleva ese mismo nombre donde en su parte opuesta también se encuentra el museo de Santa Sofía, y a un lateral o mejor dicho en su frente, estaba el antiguo hipódromo de carreras.



A simple vista parece incluso más grande que Santa Sofía, pero si miramos la superficie en un mapa veremos con sorpresa que es aproximadamente la mitad. Para que os hagáis a la idea la cúpula central tiene 23 metros de diámetro y 43 metros de altura, menores ambos que los de Santa Sofía.


De noche se ilumina espectacularmente al igual que Santa Sofía y ambas hacen que ir a disfrutar del atardecer en la zona de plaza de Sultanahmed sea una de las actividades obligadas al acabar el día que no puede faltar en vuestra visita a Estambul.


Su magnífico exterior no le hace sombra a su suntuoso interior, en el que una verdadera sinfonía de bellísimos mosaicos de azulejos azules dan a este espacio una atmósfera muy especial.


FACHADA LATERAL DE LA PLAZA DE SULTANAHMED

La Mezquita Azul es una de las 2 mezquitas de Turquía que cuentan con 6 minaretes junto con la de Adana. Cuando se supo el número de minaretes que tendría la mezquita, se criticó mucho al sultán por presuntuoso ya que en aquel momento, era el mismo número de minaretes que tenía la mezquita de la Kaaba en La Meca. 

Para calmar los ánimos de los fieles el sultán solucionó el problema construyendo y pagando de su bolsillo un séptimo minarete en la mezquita de La Meca y asunto arreglado.




Cuatro de los minaretes se encuentran en las 4 esquinas de la mezquita. Son estriados y con forma de lápiz, y cuentan con tres terrazas (ṣerefe) con ménsulas, mientras que los otros 2 que se encuentran al final del patio delantero, sólo tienen dos terrazas. Fijaos bien.




Hasta hace poco tiempo, el almuédano tenía que subir mediante una estrecha escalera de caracol cinco veces al día para llamar a la oración. Hoy en día, se utiliza megafonía y la llamada se puede oír en la parte antigua de la ciudad, gracias a las otras muchas mezquitas cercanas.




   

PATIO INTERIOR Y FACHADA DELANTERA

Entramos al recinto de la mezquita azul por cualquiera de sus puertas laterales o por la principal que da al antiguo hipódromo.




Desde debajo de la puerta principal podréis hacer la foto de la cascada de 6 cúpulas una encima de otra siempre que la gente os deje y no se pongan a hacer selfies y miles de fotos con móviles, tabletas, etc. Paciencia que al final lo lograréis.




    
Nos dirigiremos al patio frontal, en cuyo centro se haya una antigua fuente para las abluciones que ya no se usa para ese fin. En los soportales del patio se puede descansar a la sombra y se está bien para descansar un ratito viendo a la gente pasar o hacerse fotos. MI hija se lo pasó jugando estupendamente.







Al atardecer es un buen momento para pasearse por el hipódromo y para ver la gran fachada principal interior iluminada por el sol descendiendo y con esa luz tan cálida. Un disfrute visual.

  
  

  
Si no tenemos tanta suerte con la luz en vez de naranja la veremos como realmente es de piedra de color gris.




   

ENTRADA

La entrada a esta mezquita, como a todas las demás, es gratuita, pero tendremos que seguir unas normas de respeto tanto de comportamiento como de vestir.

Los turistas para entrar a la mezquita tenemos que rodearla y dirigirnos a la parte más lejana a Santa Sofía y ponernos a la cola, que por cierto va muy rápida y en 5 minutos estaréis dentro. 



Para entrar en la Mezquita Azul, al igual que en el resto de las mezquitas de la ciudad, deberéis llevar la ropa apropiada y descalzaros antes de entrar. Las mujeres deben llevar los hombros y el pelo tapado. Si no tenéis nada para taparos, en la entrada os dejarán todo lo que necesitéis para entrar de manera gratuita y a la salida lo devolveréis sin problema.

Solo recordad que hay que entrar descalzo en todo momento y nunca se puede pisar el recinto del interior de la mezquita con calzado, ni al entrar, ni hasta que hayamos salido fuera, como viene claramente indicado con carteles en todos lados. Sed respetuosos, por favor. Ellos siempre que van a orar se limpian todas las partes de su cuerpo en las fuentes que hay en los laterales de la mezquita.



Realmente la cola es sólo para que todos podamos quitarnos los zapatos y meterlos en una bolsa para llevarlos con nosotros durante la visita. Las mujeres tendrán que taparse la cabeza, los hombros y el resto del cuerpo. Si no tenéis con que taparos allí os facilitarán pañuelos o capas. Los hombres con llevar pantalones cortos que tapen las rodillas no ponen problemas. 

Durante las horas de culto la mezquita está cerrada al turismo así que mirad bien los horarios antes de entrar para que podáis disfrutar a gusto de la visita.


INTERIOR

Al entrar, no os voy a engañar, es verdad que huele a pies. Todo el suelo es de moqueta y somos decenas de miles los turistas que después de estar todo el día dando vueltas por Estambul vamos y la visitamos cada día. En un par de minutos se nos hace el olfato, se pasa y no es problemático para nada.

Los interiores de todas las mezquitas, por lo general, son muy altos y espaciosos. Siempre están enmoquetados, por lo que se va descalzo, muy a gusto después de estar todo el día pateando la ciudad. Si os apetece sentaros por que estáis cansados no tendréis ningún problema, cualquier lado es bueno.

La Mezquita Azul tomó este nombre coloquial porque en su interior hay más de 20.000 azulejos de cerámica de color azul hechos a mano que adornan la cúpula y la parte superior de la mezquita. Todos los azulejos fueron traídos de la ciudad de Iznik (antigua Nicea). Con más de cincuenta diseños diferentes: tradicionales árabes, flores, frutas y cipreses.


La iluminación natural interior proviene de más de 200 vidrieras de diseños coloristas.



La luz artificial viene de las típicas lámparas de araña que encontramos en todas las mezquitas suspendidas del techo muy tan cercanas al suelo con iluminación artificial. En las lámparas veréis huevos de avestruz que se colocan para evitar que las arañas entren a la mezquita y hagan telarañas. Sorprendente pero parece que funciona. El interior está iluminado por estas lámparas de luces pequeñas que parecen velas y que no alumbran mucho, haciendo círculos concéntricos que están muy poco más altas que nuestras cabezas.



Todas estas lámparas gigantes están colgando del techo de infinidad de cables. Así que siempre que miréis arriba veréis muchos cables y cualquier foto que hagáis los tendréis presentes. Resignación fotógrafos, resignación.


El elemento más importante y sagrado del interior de la mezquita es el mihrab que marca la dirección de la Meca. De mármol finamente esculpido, con una hornacina y un panel doble con inscripciones. Las paredes adyacentes están cubiertas de azulejos. Sin embargo, las vidrieras alrededor del mihrab lo hacen casi pasar desapercibido para el ojo no atento entre las luces y los centenares de cables y visitantes. 


A la derecha del mihrab se encuentra el minbar, donde el imán se coloca cuando dirige el sermón durante el rezo de los viernes o las festividades. La mezquita está diseñada para que cuando está llena de gente, todos puedan ver y oír al imán.
  

El suelo está cubierto de alfombras que donan los fieles y que se sustituyen a medida que se desgastan. Por todos lados veréis decoración con varios versos del Corán y nombres de antiguos Califas. 




Cualquier foto al techo es una búsqueda de encuadres buscando simetrías y formas, llenas de color, rosetones, letras árabes, circunferencias.









Es curioso ver gente rezar tanto de pie, sentados, de rodillas, tumbados, gente durmiendo, estudiando, hablando, haciéndose fotos … un poco de todo. Mucha más vida y ajetreo que en las cristianas desde luego. Muy diferente.
  




En la mitad más cercana al altar de la mezquita únicamente pueden orar los hombres. La mitad posterior es la que usamos los turistas para visitarla y los locales como zona de paso para entrar y salir. 

Las mujeres, además de taparse, tienen que quedarse atrás al fondo en zonas delimitadas y separadas y no pueden acceder a la zona principal de rezo. La verdad es que al oír las explicaciones de los guías, carentes de argumentos y queriendo justificar este hecho delante de los turistas, y como padre que soy de una preciosa niña, me disgustó bastante. Supongo que los occidentales me entenderéis mejor. Es otra cultura.
  

Nosotros los turistas tenemos que salir por la puerta lateral contraria a la que hemos entrado que es la más cercana a Santa Sofía y seguir disfrutando de la polifacética e interminable ciudad de Estambul.

Bueno, hasta aquí esta entrada, si cogéis algún crucero por el río también podréis disfrutar a lo lejos de su visión aunque a veces es fácil confundirla con otras muy parecidas que se construyeron posteriormente.



Pronto sabréis más cosas de mí, según pueda ir sacando tiempo, así que estad atentos.

Si os ha gustado, no os olvidéis de compartir esta entrada en vuestras redes sociales.

Iñigo Escalante

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